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miércoles, 30 de octubre de 2013

Bioshock Infinite (Parte 7)

-Los mataste, no puedo creer que lo hicieras… están todos muertos.- susurraba Elisabeth apoyada en una barandilla al lado de una palanca.

Al parecer para subir al dirigible tenían que montar en una especie de tren que viajaba por los raíles que llevaban mercancía.

-Elisabeth…

-¡Eres un monstruo!-le gritó pegándole un fuerte empujón.

-Pero ¿Qué pensabas que iba a pasar?- le preguntó cuando recuperó el equilibrio.

-¿Qué?

-¿No entiendes lo gastos en los que ha tenido que incurrir esa gente para mantenerte encerrada en esa torre?- aclaró Booker mientras accionaba la palanca- ¿Crees que te van a dejar escapar así por las buenas? Eres una inversión. No estarás segura hasta que estés lejos de aquí.

-¿Qué quieren de mi?

-No sé, pero será la última vez que dejo que se me adelanten- se miró la mano que había sido atravesada por el cuchillo.

-A ver, déjame ver la herida- arrancó una tela de su vestido y le envolvió la mano con ella- Lo que acaba de pasar ahí, no se ha terminado ¿Verdad?


-No lo sé. Esta ciudad cada segundo es más extraña.

Continuaron andando a través de unos pasillos que parecían ser de una estación, había relojes por todos lados. Las paredes eran de mármol amarillento y estaban decoradas con cuadros. Llegaron a un descansillo en el que había gente, todos salieron corriendo al ver a Booker. Había una palanca con un símbolo que consistía en la cabeza de un caballo atravesada por un rayo. Tenía un cartel que ponía "Solo funciona con jinete eléctrico".

-Perfecto, a ver de donde demonios voy a sacar yo eso.

-He visto un cartel con el mismo símbolo que ponía "Sólo en el Salón de lo Héroes". Quizás deberíamos ir por allí.-le dijo señalándole lo que parecía ser a lo que hacía referencia, más que nada por el cartel que lo decía en la puerta.

-Vaya, mira que práctico.

Los altavoces de la ciudad comenzaron a funcionar.

-¡Caballeros! ¡El falso pastor anda suelto por las calles de Columbia! ¿Sufrirán la vergüenza de permitir que sus mujeres e hijas sean presas de sus maquinaciones o actuarán? ¡Actúen por sus mujeres! ¡Actúen por su profeta! ¡Actúen!

Ignoraron la megafonía y se dirigieron hacia el establecimiento, nada más entrar se encontraron con un ascensor común y corriente. DeWitt apretó el botón y éste comenzó a subir. Pero a mitad de recorrido se detuvo, había fallado los fusibles. Booker abrió la caja en la que estaba el circuito eléctrico. De ésta salió una abeja.

-¡Oh, mierda, una abeja, odio a esos bichos!

-Mátala, no es tan difícil.

-No, pobrecilla, mejor abriré un desgarro.

-¿Un qué?

Elisabeth hizo el gesto de estar desgarrando el aire con las dos manos poco a poco, y en un gesto brusco, la pared del ascensor se convirtió en un ventanal que daba a un largo campo con flores.

-¿Qué coño?

-Es un desgarro, solía abrirlos a menudo en mi torre.

-¿Qué son los desgarros?- Booker miraba anonadado.

-Son... ¿Como decirlo? Una ventana, como una ventana a otro mundo. Normalmente son muy sosos, como una toalla de otro color, o té en lugar de café. Pero, a veces ves cosas asombrosas. Entonces los abro del todo, mira.

-¡Dios santo! No tendrás un dirigible por ahí ¿Verdad?

-No, un dirigible no, pero hay algo- se asomó por el ventanal- Yo... ¡Oh no!

De lejos se podía avistar el pájaro metálico que vigilaba Monument Island volando a toda velocidad hacia ellos.

-¡Ciérralo!

-¡No puedo!

El pájaro se dirigía hacia ellos a una velocidad impresionante, y Elisabeth no podía cerrar el desgarro. Aquello era una muerte segura.

viernes, 25 de octubre de 2013

Sara

Cada vez que abro los ojos veo lo mismo. Esta lúgubre celda pudriéndose a ratos.
Hace tiempo que dejé de contar lo que me faltaba para salir. Prefiero que se trate de una sorpresa.

Un día entrará un guardia en mi celda y me dirá: "Número 21, es usted libre".
Entonces saldré corriendo por el pasillo, acompañado de los insultos de los demás presos. Sus sombras es posible que jamás vean la luz. En la puerta recogeré mis cosas, las que dejé allí al entrar: mi traje, dos dólares y una naranja. Deliciosa y jugosa naranja. Pero no será lo mejor, ni por asomo. Porque cuando salga a la calle, y una puerta metálica cese el retorno a ese tenebroso lugar, allí estará esperándome mi prometida, Sara.
Subiré al coche, aquel Ford desteñido por la luz del sol, y volveremos juntos a casa. Con total seguridad de que al llegar estarán mis familiares dándome la bienvenida. Mi madre, mis hermanos, incluso el tío John, sí, el tío John. Cuando se vayan me iré a dormir, en una cama con colchón y mantas.
Al día siguiente recuperaré mi trabajo en el desguace, al fin y al cabo no creo que al jefe le moleste que haya estado fuera un tiempo.
Trabajaré día a día, y ahorraré todo lo posible, así no pasará un año antes de la boda. Ella estará vestida de blanco, con un vestido muy largo, mis sobrinitas llevarán la cola. Yo también vestiré de blanco, y la veré atravesar la iglesia, con esa preciosa sonrisa en la boca. Al final, tras el "Sí, quiero" la besaré intensamente y nos marcharemos al banquete. Allí habrá una estatua de hielo con nuestros nombre. También ocupará el centro de la sala una fuente de chocolate, a mi hermano le encantará. 
Un año después ya habremos tenido un hijo. Si es chica la llamaremos Samantha, si es chico Michael. Prefiero un varón, pero si no sale no habrá problema, ya tendremos otro el año siguiente.
Cuando se vayan de casa, Sara y yo nos iremos a vivir a las montañas. Dormiremos frente a la hoguera, con nuestras blancas cabelleras apoyadas una en la otra, sin pavor a la muerte, hasta el fin de nuestros días.

Ayer vino a verme mi familia, lloraban de emoción, o eso creo. Supongo que pronto saldré de aquí. Sara no estaba, no querría que la viese así.
Cuando me dispararon en aquel motín perdí los recuerdos de por qué me encerraron, doy gracias a Dios de seguir vivo.
¿Este guardia va a soltarme? Sí, abre la celda ¡Me marcho! Se ve que ha hablado ella con los guardias para que lo primero que vea al salir sea su sonrisa, así que me han tapado la cara y no puedo ver nada. Me conduce por un largo pasillo. Oigo la puerta metálica chirriar. Siento el aire en el cuerpo. Hay mucha gente aquí, todos gritan, así que no puedo entender nada ¿Eh? ¿Qué dices de Sara? ¿De quién es esta bufanda? Me aprieta mucho, quitádmela, por favor. Mierda ¿Dónde está el suelo?
Te quiero, Sara. Juntos para siempre.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Bioshock Infinite (Parte 6)

-¡DeWitt! ¡Oye, DeWitt!- aquella voz de nuevo.

Booker despertó y miró hacia delante. Allí estaba Elisabeth, apoyada en un mueble.

-Tráenos a la chica y saldarás tu deuda- le dijo la chica acompañada de la voz.

Él no contestó, y se quedó mirándola.

-¡Sé que estás ahí DeWitt!

-¿Eh… para qué la queréis?

-¡Teníamos un acuerdo!

-¡Responde!

-¡Abre la puerta ahora mismo!

-¿Pensáis hacerle daño? Decidme ¿Qué queréis?

No le contestaban, pero seguían llamando. Como la otra vez, Booker se acercó a la puerta y la abrió. Entonces entró una luz que le cegó por completo.

Alguien estaba apretando su pecho.

-¡Anna! ¡Anna!- gritó confundido.

-No, soy yo, Elisabeth- respondió la chica que le estaba reanimando- ¿Te encuentras bien?

-¿Dónde estoy?

-De vuelta al mundo de los vivos, mira, permíteme- le estiró de la mano para que se levantase.

-Tranquila, puedo sobrevivir yo solo.

-Casi te ahogas…

-He dicho que estoy bien… Dame… un segundo

La chica le miró extrañada, pero en cuestión de milésimas su cara cambió, estaba escuchando música. A lo lejos se podía distinguir el sonido de una banda sonando.

-¿Oyes eso? Es música ¡Vamos!

-Ve tú… Solo… necesito…

-Calma, no tardaré mucho, tranquilo, DeWitt

Entonces, Booker volvió a caer en un profundo sueño. Esta vez no soñó nada, simplemente despertó en la playa. A su lado había centenar de gaviotas comiendo palomitas. También estaban en la arena un montón de parejas tomando el sol, aunque fuesen, por el sol, las ocho de la tarde. Era gracioso porque los hombres vestían con bañadores de cuerpo completo con rayas blancas y negras. Nuestro protagonista se desperezó y pronto cayó en que faltaba algo.

-¡Mierda! ¿Dónde se ha metido?

Echó a correr por la playa, estaba empapado. No había indicios de que la policía estuviese por allí, así que decidió seguir la música. Al fin y al cabo es donde debería estar. El sonido le llevó a un muelle donde había un hombre tocando el piano acompañado de dos trompetistas. Un corro de gente estaba bailando al son de la música. Entre ellos, Elisabeth.

-¡Señorita! ¡Oiga!

-¡Hola! ¡Esto es maravilloso! Baila conmigo, DeWitt- le contestó eufórica la chica.

-Yo no bailo, venga, vámonos.

-¿Por qué? ¿Acaso hay algo mejor que esto?

-Quizás… ¿París?- preguntó recordando el incidente del dirigible.

-¿París? No entiendo ¿Cómo vamos a viajar a París?

Rápidamente improvisó algo.

-¡Es hacia donde viaja ese dirigible!- contestó señalando uno que había en el aire- Pero bueno… si prefieres quedarte aquí bailando.

-¡No, vámonos! ¡Venga, vámonos ahora mismo!

Los dos echaron a andar. Quedaba bastante camino hasta el dirigible, porque si lograban subir, Booker podía sacarlo de Columbia y de ahí no sería difícil bajar.

-Es increíble ¿No? Digo, que todo haya acabado- preguntó Elisabeth- Vaya ¿Hueles eso? Nunca había olido nada igual.

DeWitt no podía describir ese aroma, lo había olido antes, pero no sabía qué era.

-Las playas que yo conozco no huelen así.

Entraron a un edificio, la única entrada a la playa que había. Dentro, había unas taquillas custodiadas por un hombre que hablaba por teléfono.

-No sé, a mi me parece que está armado. Va con ella… Claro, así podemos matar dos pájaros de un tiro.

-¡Eh!- le llamó la atención, pero el hombre no contestaba, así que llamó a la campanilla- Dos billetes para el dirigible Primera Dama.

-Un momento, amigo- respondió el hombre y siguió hablando por teléfono- Sí, ya lo tengo ¿Cómo deberíamos proceder?

-¡Eh, tengo prisa!

-Vale, entendido, le llamaré cuando lo tenga controlado… ¿El pájaro? Entendido- acabó la llamada, esto fue lo único que Booker pudo escuchar.

-Esto no me gusta…-le comentó a Elisabeth- Perdone ¿Va a atendernos o no?

-Oh sí ¡Lamento la espera!- gritó el hombre y sin que DeWitt pudiese reaccionar le clavó un chuchillo en la mano derecha, la que tenía apoyada en el mostrador, éste soltó un grito y se arrancó el cuchillo rápidamente.

-¡Hijo de puta!- gritó y con un gesto de la izquierda metió un cuervo dentro de las taquillas, el cual se puso a picotear al hombre que le había atacado.


El vestíbulo se llenó de gente armada con ametralladoras que le disparaban a más no poder, pero su campo magnético detenía las balas. El se acercó a un enemigo, le puso la mano en la cara y de ésta salió aquel humo verde que se le metió en la boca.  De repente, el guardia se lanzó contra sus compañeros y los mató a tiros. Tras acabar eso, cayó al suelo inconsciente, quizá muerto. Elisabeth miraba atónita, pero le duró poco, salió corriendo horrorizada por la puerta que llevaba al dirigible. Tenía que atraparla, o habría mandado a la mierda todo lo que había hecho, porque solo él sabía que en el Primera Dama no iba a ir a París.

sábado, 19 de octubre de 2013

Megax (Capítulo 11) - Títere

Corría sin cesar con el miedo pintado en el rostro. Ya había escuchado rumores sobre una extraña criatura merodeando por los barrios bajos, una silueta fugaz que a pesar de ocultar el rostro tras una capucha, siempre tenía dos focos de color rojo intenso mas allá de la oscuridad que impedía ver sus facciones. Pero él quería saber mas, quería verlo con sus propios ojos... pobre incauto.

-No camines mas allá de la farola fundida. No pises los callejones abandonados. Si aprecias algo más que tu vida, créeme,  no te aconsejo que te acerques a esa zona -le había advertido un anciano borracho en aquel tugurio.

Ahora, huyendo aterrado y temiendo por su vida, se arrepentía de no haber prestado atención a las palabras de aquel viejo. Hacía unos minutos que ya no se escuchaban pasos tras de sí, así que decidió parar para recuperar el aliento.
Y entonces el eco de una carcajada fantasmagórica hizo presencia por los alrededores y su respiración se cortó en el acto. El cazador había encontrado a su presa.
Gotas de sudor caían desde su frente y sus ojos escudriñaban cada rincón como si de verdad fuese capaz de escrutar las sombras que le rodeaban. Fue en aquel momento cuando esa criatura dio con él. Desde lo alto de un edifico en ruinas cayó como un peso muerto produciendo un ruido seco.
Tenía forma humanoide, pero de él emanaba un aura siniestra capaz de erizar el vello de la nuca al mas valiente. Vestía unos ropajes negros con holgura, pues le caían trozos de tela por hombros, cintura y perneras. En cada brazo llevaba unas cadenas enrolladas que se desplegaban para acabar en una afilada cuchilla, y tal como le había dicho, en el interior de su capucha se distinguían dos luces rojizas que brillaban amenazadoras.
Ese ser comenzó a acercarse muy lentamente mientras las cadenas ondulaban colgando de sus brazos.

-¡Aléjate! -le gritó a la criatura en un intento desesperado de intimidarla.

Pero la criatura rió y balanceando la cadena cortó y rasgó la carne de aquel hombre, hendiendo su pecho con el acero. La sangre brotó en abundancia, y junto a ella salió una extraña voluta de niebla que flotaba y se retorcía lentamente como una culebra enferma. Aquella cosa la agarró con firmeza a pesar de tratarse de algo intangible y se la llevó al interior de su capucha, devorándola.

***

-En Japón ocurren muchas historias día tras día, y todas y cada una de ellas anónimas a la par que conocidas. Un joven ha salvado a una futura madre de ser apalizada por bándalos, un mendigo ha sido incinerado vivo en un accidente, una boda fue interrumpida por la Yakuza causando la muerte de varias personas en el acto, un hombre es encontrado con el pecho descuartizado y el rostro petrificado en una expresión de pánico. No cambien de canal, pronto volveremos para informarles de las últimas novedades de esta gran ciudad...
El locutor del programa seguía hablando, pero el niño ya no lo escuchaba. Era de noche, hacía frío y los transeúntes caminaban absortos en sus propios problemas sin percatarse de él. ¿Quién iba a cerciorarse de un niño cualquiera de 11 años parado frente al mostrador de una tienda de televisores en una ciudad como Tokyo?
El pequeño se giró y emprendió camino por una de las calles de la enorme ciudad, pero algo le llamó la atención. En un callejón había una persona tirada en el suelo, al parecer casi inerte. Tanta atención le prestó a aquel sujeto que no vio por donde caminaba y chocó contra un hombre trajeado.

-¡¿Es que no ves por dónde vas, niñato?! -le gritó aquel hombre.

-Pe-perdón señor, no me había fijado- se excusó el pequeño con temor.

-¿No sabes quien soy? Soy miembro de una Yakuza, si quisiera podría matarte ahora y nadie movería un dedo, estúpido niño. -el hombre trajeado sacó una M-9 de un bolsillo y apuntó el canon hacia el niño con una sonrisa burlona.- ¿Quieres una bala en el cráneo?

El yakuza estuvo a tan solo un segundo de apretar el gatillo, pero entonces la pistola calló al suelo seguida de su mano y un charco de sangre se extendió en la acera. Dolor, confusión, rabia. El yakuza explotó en emociones y gritando buscó al responsable. Se dio la vuelta y al instante una cuchilla ligada a una cadena se clavó en su vientre produciéndole una intensa dolencia en sus entrañas. Encogido por el dolor su rostro se contrajo al verle. Una figura alta, encapuchada, con unos ojos tan rojos como la sangre que su cuerpo perdía.

-¡Te mataré, mis muchachos convertirán tu cuerpo en un saco de carne irreconocible! -gritó consumido por la rabia.

-Que curioso... eso es justo lo que está apunto de sucederte a ti -de nuevo una voz fantasmal emergió desde la profunda oscuridad de aquella capucha.

Tirando de la cadena lanzó al yakuza contra una pared y haciendo bailar ambas cuchillas arremetió contra él con perfecta determinación. Le cercenó un brazo, después desgarró su rostro, para continuar sesgó sus piernas de un tajo y el yakuza cayó al suelo entre gritos de desesperación. Continuó dando tajos cada vez a mayor velocidad hasta que no quedo nada mas que un saco de carne irreconocible. Una escena realmente cruenta. Al acabar, otra voluta de niebla flotaba sobre los restos de aquel hombre, y la criatura volvió a llevárselo al interior de la capucha.
Aquel ser se disponía a marcharse de allí cuando algo le retuvo. El niño le agarró una mano y se pegó a él, mientras que la criatura pareció no hacer caso de aquel gesto. Ambos comenzaron a caminar con parsimonia perdiéndose entre las intrincadas calles de Tokyo.

-¿Quien... quien eres? -se atrevió a preguntar el asustadizo niño.

-Sherth -fue su única respuesta.

-¿Por qué me has ayudado? -le preguntó el niño.

-Te pareces a él... -Le dijo la criatura.

-¿A él? -volvió a preguntar el pequeño.


-No te preocupes, yo te protegeré... no pienso volver a perderte -sentenció Sherth dando a entender que por ahora era suficiente.



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Megax (Capítulo 10) - Harmonia

-Pequeña golfa. Siempre vienes a lo mismo.- dijo un hombre en el fondo del despacho.- Vas a acabar conmigo.

-No tranquilo.- una dulce voz se escuchó.-Todavía queda mucha energía en tu interior.

-No debe quedar tanta como piensas. Cada día estoy más agotado.- dijo el hombre encendiendo una lámpara. A la luz parecía un muerto viviente. Estaba pálido, con unas ojeras muy pronunciadas y de color oscuro.- No puedo dormir, ni comer. Me matas poco a poco.

La chica se iba acercando hacia la mesa donde estaba el hombre. Su paso era lento y armonioso. Su rostro era hermoso, derrochaba exotismo y sensualidad. Intimidaba que una chica tan hermosa se acercará hacia él con ese paso.

-Tranquilo, esto acabará pronto.- dijo sentándose en las piernas del hombre.- Ya he encontrado a uno de los míos. No te molestaré más.- Empezó a jugar con el pelo del hombre mientras besaba su cuello.- Lo nuestro ha sido breve pero intenso.- Una chispa encendió sus ojos y éstos se oscurecieron. Se acercó a sus labios y comenzó a besarlos.

El hombre empezó a convulsionar. Ese era el beso letal, el beso más temido por los hombres. El beso de la muerte.
Cuando hubo tomado toda la energía que quedaba en el interior de aquel hombre, se levantó, colocó su vestido y le dio un beso en la frente.- Ves, ya eres libre.- El cuerpo del hombre yacía muerto en la silla de su despacho.
Ella salió del despacho y se dirigió a un hombre que había en la puerta: 

- Nos vamos. Tenemos que encontrarlos lo antes posible. Presiento que Gary me está ganando terreno y eso no lo puedo consentir.- dio un puñetazo en la puerta, ésta se resquebrajó. Echo andar por el pasillo que conducía hasta la salida.

-Leila, por dónde vamos a empezar. No tenemos ninguna pista de dónde están los tuyos y sinceramente no vamos a encontrar mucho si te cargas a todos los tíos de esta ciudad.- dijo Herb en un tono burlón.

Leila se giró y se abalanzó sobre él, tirándole al suelo.
- Nunca te he hecho daño, ¿verdad? Nunca has probado mis besos.- dijo mientras se acercaba a sus labios.- No dudes de mis decisiones o tendré que utilizarlos contigo.- se levantó y le sonrió.- Levántate y vayámonos, no hay tiempo que perder.- Salió del edificio.

Herb la siguió hasta el coche.

Parque Yosemite, California (Estados Unidos).

-Señora gatito...Ven conmigo, no te haré daño.

Se oyó un bufido y el sonido de unas ramas rompiéndose.

- No hagas que me despierte del todo y acabe con tu vida.- apostada en una gran secuoya, estaba ella. La “mujer gato”. Esta chica era muy conocida por la zona pero nadie la molestaba, más bien todos le tenían miedo. Aunque fuese inofensiva siempre daba la imagen de ser agresiva y violenta.

Aquella noche le querían dar caza pues en los alrededores se habían encontrado los cuerpos sin vida de unos cazadores.

-Venga, baja, hablemos. De verdad no te haré nada. Confía en mí.- dijo un hombre. Tenía una escopeta apoyada en el hombro.

-Bajaré pero no esperes piedad si me atacas.- De un salto se puso al lado del hombre.- Ya me tienes aquí, qué es lo que quieres, humano.
El hombre se puso nervioso al tenerla tan cerca. Las piernas le empezaron a temblar, esa chica le daba mucho miedo.

-Es-esto...C-como decirlo...

-Humano, habla de una vez, no tengo toda la noche.

-Q-queremos que te vayas del pueblo.-le dijo alzando la voz y temblando.

-Si me voy, ¿quién os salvará de lo que viene hacia aquí?- dijo ella mientras se sentaba en el suelo.- dime, nunca te has preguntado por qué hace unos años me vine a este bosque. ¿Por qué no os he hecho nada? ¡Oh! Nunca te lo has preguntado.- de repente sus ojos se abrieron al máximo, giró la cabeza y escuchó.-¡Vete!Ya está aquí.

El hombre la hizo caso y se fue corriendo hacia su furgoneta. Aceleró y lo único que se vio fue la estela de polvo que dejaba en el camino.
Ella comenzó a trepar por el árbol y a saltar de rama en rama, debía encontrar a Abiona.

-¡Gatita! Puedo olerte. No te dejaré huir. ¡Delia! No hagas que utilice mis habilidades contigo,¡maldita gata!- grito Leila.- Herb, la esfera.-

Herb la hizo caso:

-¡Nubium!

Del interior de Leila apareció una nube negra como el carbón fue disparada hacia donde estaba Delia. La nube cegó totalmente a la gata y ésta resbalo.

- ¡Abiona!-gritó mientras caía al suelo.

Abiona, desde la cabaña escuchó el grito de su compañera, cogió la esfera y salió corriendo con la esperanza de llegar a tiempo.
Leila se acercó a Dalia, que estaba tirada en el suelo con las manos en los ojos.

- Que pasa gatita, ¿ya has perdido una vida?- dijo con tono socarrón.

-Quítame esto de los ojos,no puedo ver nada. No seas sucia y lucha conmigo en igualdad de condiciones.

 Rió.

- Que graciosa eres. En esta guerra no hay normas, no me pidas que cumpla tus condiciones.

-Nidax- se oyó a los lejos. Leila miró hacia donde estaba la voz y lo único que pudo ver, fue el brillo de la esfera.

Delante de ella se irguió un gran dientes de sable oscuro. Un rugido quebró el silencio de la noche.

-Así que es verdad que te han dado esa habilidad. Vaya, vaya, vaya y yo que pensaba que eran rumores de las malas lenguas.

De entre los árboles apareció un hombre de unos dos metros de alto, ancho de espaldas y de figura atlética. Se acercó hasta donde estaba Delia y le pidió perdón por no haber llegado antes. En su interior resonó la voz de la gata:

- No te preocupes, estoy bien. Sabía que con el grito me escucharías.- Cuando Delia se transformaba, la única manera de comunicarse era a través del pensamiento pero sólo le funcionaba con Abiona, su compañero.

- Va a ser una batalla interesante.- dijo Leila, preparándose para volver a atacar. 

La esfera de Herb se iluminó y este pronunció la palabras que surgieron: 

-Lendum.

De sus manos salieron lo que parecían ser dos sombras negras que en breves tomaron la forma de un hombre y de una mujer. Aquella pantera cambió totalmente su mirada.

-¿Mamá? ¿Papá?

Entonces el hombre sacó un cuchillo y levantando un brazo se lo clavó a la mujer. Delia se abalanzó encima y la imagen se esfumó en una nube negra que la envolvió y la inmovilizó en el suelo. La chica volvió a su estado natural. Leila se acercó y se puso delante suyo.

-No tienes nada que hacer, mira a tu compañero, no hace nada porque me teme. Voy a mandarte de vuelta a Megax, pero metida en una caja de madera.-le dijo acercándose a su rostro y por último la besó. Su color fue cambiando poco a poco hasta quedarse blanca como la harina, pero aún respiraba. La esfera comenzó a brillar.

-¡Goraio Nidax!

Delia volvió a su forma felina, pero esta vez era diferente, era una tigre blanco con unos dientes enormes. Soltó un rugido y se lanzó encima de Leila clavando sus dientes en el hombro de la chica.

-¡Radok Dibum!

Los ojos de Leila se pusieron negros y el tigre se detuvo en seco. La chica lo apartó de encima suyo, se encaminó hacia el compañero de Delia. Le acarició el cuello y comenzó a besarle. En unos segundos había caído al suelo y el tigre estaba retorciéndose de dolor en el suelo.

-¡Vamos a casa Herb, no vale la pena gastar más tiempo en esto- le ordenó agarrando la esfera.

Se marcharon andando por dentro del pueblo.

A lo lejos se veía el brillo verde de un yo-yo subiendo y bajando.

Megax (Capítulo 9) - Solo

-¡Teo Scorch!

De los cañones que Brandon tenía en las manos comenzó a salir lava a muy poca potencia que iba cayendo al suelo. Pero de repente comenzó a levantarse poco a poco y dejó a la vista una salamandra de fuego que corría hacia Carter, que aunque estaba hecho de metal miraba atemorizado aquella criatura.

-¡Gazur Ironuro!

Los brazos de aquel hombre metálico aumentaron su tamaño y antes de que el "animal" saltase encima suyo tomaron la forma de dos escudos triangulares. Pero en cuanto tuvo contacto contra ellos los derritió como si fuesen hielo. Carter soló un grito ensordecedor y saltó hacia un lado para esquivar a la salamandra, la cual al impactar contra el suelo se convirtió en piedra. La habilidad se esfumó y los brazos del chico quedaron completamente negros e inútiles, sus sollozos no conmovían a Brandon, que seguía teniendo los cañones donde debía tener manos.

-¡Hijo... de... puta!- gritó Carter, entonces golpeó sus brazos contra sus piernas, los cuales se disolvieron como ceniza y materializó otros de metal- el tercero, Elly.

-¡Rajia Ironuro!

Sus nuevos brazos tomaron la forma de cuchillas de acero. Saltó encima de Brandon, el cual apuntó con uno de sus cañones hacia él.

-¡Scorch!

Del cañón salió un enorme bola de lava que golpeó en el pecho a Carter. Elly no parecía preocupada, es más, tenía una sonrisa despreocupada.

-¡Moru Ironuro!

Entonces, Carter, que estaba agachado apoyado en las cuchillas y que tenía un agujero considerable en medio del tronco, explotó y se repartió en un montón de trozos de metal del tamaño de un puño, algunos golpearon a Brandon, pero no le dio importancia. De repente, del cielo, cayó lo que parecía ser un cadáver cubierto de una masa morada viscosa.

-¡Damian!- gritó Elly, su cara cambió totalmente de expresión a una de terror.

Aterrizó, formando un torbellino de fuego, lo que parecía ser un dragón ardiendo, que en una rápida transformación dejó a ver el cuerpo de Mel, la cual llevaba una armadura roja.

-¿Qué tal? ¿Acabamos ya la pelea?

Carter seguía repartido en trozos de metal y su esfera comenzó a brillar.

-¡Ahora sí!- gritó Elly y de toda aquella basura se formó de nuevo el cuerpo perfecto del hombre de metal- ¡Maruss Ironuro!

El hombre comenzó a aumentar de tamaño, y sus brazos adquirían la forma de bolas con pinchos. Melinda echó a correr hacia atrás. Sabían que no podían contra aquel gigante. Al fin y al cabo ya lo dijo Loghiath, no iba a ser fácil matar a los gigantes. La criatura soltó un grito de guerra, levantó una mano y se dispuso a golpear a la pareja de Scorch. Las dos esferas comenzaron a brillar, si esa bola les alcanzaba iban a morir.

-¡Shin Scorch!

-¡Shin Shyvar!

Entre tanto fuego y lava era imposible ver lo que estaba pasando. Pero cuando el humo se disipó, Carter estaba en el suelo gritando de dolor mirando como su cuerpo ardía y se derretía poco a poco.

-Acaba con él, Tommy, que no sufra.

-¡Scorch!

De los cañones, que apuntaban a Carter, salieron dos bolas de lava que callaron los gritos del ahora no tan gigante. Elly lloraba mirando la esfera.

-Nos vamos, pequeña, vete a casa.

Mel adoptó la forma de dragón y salieron volando encima de ella hacia la ciudad, alejándose aquellas ruinas.

viernes, 18 de octubre de 2013

Megax (Capítulo 8) - Solo

-Vamos, no llores. Estaré contigo.-le decía Will mientras escupía sangre- Hazme un favor, mientras Rein aguante agarra nuestra esfera y cuando estés lejos lanza la habilidad que salga reflejada. Le dará tiempo a ellos a huir. Por favor, Li, huye y sé feliz.

-¡No! ¡Vamos a luchar!- le contestó, y la esfera comenzó a brillar.

-Ya no hay vuelta atrás, voy a morir, hagas lo que hagas, huye, por favor.

-¡Goraio Dibron!- gritó Li con lágrimas cayendo de su cara.

Los ojos de Will adquirieron un brillo fuerte y la chica, del susto le soltó. Pero se mantuvo de pie. Llevó el puño hacia atrás y arrojó un puñetazo hacia adelante. Pero la cosa no quedó ahí. De su puño salió un brillo morado que comenzó a formar lo que parecía ser un tigre violeta, el cual en breves adoptó un tamaño impresionante.
Entonces Rein, con el pelo volando hacia atrás, agarró a Will que se había quedado inconsciente pero estaba de pie con los puños cerrados, por lo tanto seguía vivo. Salieron corriendo de aquel polígono y montaron a Will en el coche de Bella, la compañera de Rein. Arrancó el coche y salió a toda velocidad.

-¡Baberuga Yo-yo!

De un momento a otro, el coche estaba dando vueltas de campana.

-Dos por uno, Melvin. Aprende.

-Solo ha salido uno nuevo- comentó Gustav.

-¿Será porque el límite son cinco?- preguntó irónicamente Gary.

Se acercó caminando al coche, que estaba boca abajo, y de un golpe con un yo-yo le dio la vuelta. Su cara quedó paralizada cuando vio que dentro del coche no había nadie.

-¿Qué? Si deberían estar muertos los cuatro.

-¡Rao Doru!

Entonces, en un momento, Gary salió volando hacia una grúa y quedó tumbado en el suelo. Melvin, hizo un gesto con las manos y movió una pelota que tenía en el bolsillo de un lado a otro muy rápidamente simplemente moviendo los dedos. Hasta que se escuchó un grito.
Rein estaba sentado en cuclillas con los puños morados por lo que parecía ser la habilidad que habían lanzado. Melvin se esfumó en una nube negra, apareció detrás de su enemigo y le agarró la melena con una mano.

-Vaya, vaya, esa habilidad no es la básica ¿A quién se ha cargado este gusano?- preguntó y luego le golpeó la cabeza contra el suelo- ¿Tienes más?

Rein no contestaba.

-¡Contesta!

-Sí, me cargué al sireno de Iboria y a la pareja de Stunk.

La compañera de Rein estaba de pie mirando la escena con una frialdad impresionante.

-Acabemos con esto, Heinz, lanza el quinto.

-¡Gofuro Trafook!

Entonces de la capa de Melvin comenzaron a salir cuchillas que se clavaron en el cuerpo de Rein. El joven no gritaba. Cuando quiso darse cuenta, lo que tenía delante era un muñeco idéntico a su enemigo.

-Pero... Venga va, dejad de hacer el gilipollas. Dame la esfera, que me estáis cansando.

-Bueno, vamos a casa, déjales vivir por esta vez- le ordenó Gary guiñándole un ojo.

Melvin se giró y se guardó la pelota en el bolsillo.

-¡Dioforuso Yo-Yo!

De las manos de Gary salieron una cantidad incontable de yo-yo que fueron directamente hacia la esfera que sujetaba Bella a unos veinte metros. Cuando la alcanzaron, la chica no se resistió en sujetarla. La envolvieron con las cuerdas y se la llevaron hasta las manos del preso, el cual la levantó alto y la rompió contra el suelo. No se escuchó nada.

-Vamos, Melvin. No queda nada interesante por aquí.

Gary se marchó andando hacia la ciudad. Soltaba un aura negra que formaba detrás suyo una sonrisa demoníaca.



jueves, 17 de octubre de 2013

Megax (Capítulo 7) - Harmonia

-Bonjour madame.

-Bonjour monsieur.


Pasó de largo, hizo ver que tenía prisa para así no detenerse a charlar. Vestida con unos pantalones de cintura alta, una camiseta blanca por dentro del pantalón, una chaqueta de punto y unos tacones. Esa chica no pasaba desapercibida pues su metro ochenta, pelo largo hasta la cintura y de color azul, delgadez extrema pero hermosa; la hacían destacar entre el gentío.


- Maldito borracho. Cuando lo encuentre le patearé el culo.- Pensó.- Si tan sólo pudiese cambiarle...


Flashback.

Tirada en un callejón, llena de arañazos. Rodeada de sangre, se encontraba Bleu. La acababan de dar una paliza por defender a unas chicas.

-¡Oye!- dijo un hombre. Apenas se tenía en pie, demasiadas copas en su cuerpo, pero fue capaz de llegar hasta el cuerpo de la chica.- Chica, despierta.- le retiró el bolso con el pie y de él salió una esfera de diamante.- ¡Guau! Hoy es mi noche de suerte ¿Cuánto me darán por esto? - Dijo, mirando atónito el diamante. En ese momento, la esfera se iluminó y surgieron unas letras. El hombre se acercó la esfera y leyó- ¿Double?


Una vez que hubo pronunciado la palabra, de la chica brotaron dos cintas de color sangre. Justo enfrente de ella, se empezó a vislumbrar un cuerpo perfecto. Una copia exacta de ella. Ésta se acercó al cuerpo de origen y le puso las manos en la frente. En pocos segundos, curó las heridas que tenía.


El borracho estaba perplejo con aquella escena. Asustado, se dio la vuelta para marcharse y huir de aquel lugar. Una voz temblorosa se oyó:


-No puedes irte. Ahora estamos conectados. Eres mi pareja. -la copia ayudaba a la chica a levantarse.

- Gracias. Puedes volver.- le dijo mientras extendía sus muñecas. La cinta iba entrando por las finas muñecas sin dejar señal.

El hombre seguía ahí, parado sin poder dar crédito a lo que veía.



-Pero...Tú....Sangre...

-¡Ja! No te preocupes eso era una habilidad activada. Me presentaré antes de que te sigas asustando más. Mi nombre es Bleu. Vengo de Atrosia, un país del planeta Megax. He venido a tu planeta a combatir por mi libertad. Y tú, por desgracia, eres el que me acompañará hasta la cima de la victoria. A partir de ahora tú y yo tenemos el mismo destino. Así que haz el favor de mostrarme dónde vives para que pueda instalarme contigo y así proteger tu vida, ya que – le mira de arriba a abajo – tú no lo haces.

El hombre la miró e hizo la intención de quejarse pero el exceso de alcohol se lo impidió y tuvo que echarse a un lado a vomitar...

Fin del Flashback.

-¡Red! ¡Maldita rata borracha!- abre la puerta del apartamento de una patada y empieza a buscar por todas las habitaciones.- Te dije que este trabajo era importante. ¡Maldito estúpido! ¿Dónde estás?
De la terraza del apartamento se oyó una voz:

-¡Cállate maldita bruja! Harás que los vecinos llamen a la policía.

Ella estaba furiosa, acababa de perder un importante trabajo por el cual le darían información sobre uno de los presos.

-¡Estúpido!- le gritó, cogiéndole del cuello.- Sabes cuánto tiempo he estado esperando esa información. No tienes ni idea de lo que he tenido que hacer para poder llegar hasta ese tío.- le mira con desprecio y ve la botella de ron que hay encima de la mesa.- Bebiendo otra vez.

- Suéltame.- le dijo mientras quitaba la mano de su cuello.- Soy mayorcito y sé cuidarme de mi mismo. Además unas copas no le hacen daño a nadie.

Bleu se estaba enfadando cada vez más, sus ojos empezaban a tornarse de color violáceo; indicando que no aguantaría las tonterías de Red.

- Eres consciente de qué, cualquier día pueden presentarse nuestros enemigos y matarnos. Qué tendrás que estar sereno para utilizar la esfera y para que pueda defendernos. Me parece que no lo eres. Sabes qué si  mueres tú, también muero yo.- se giró y se apoyo en la barandilla de la terraza.- Eres un irresponsable.

Red se acerca a ella y la agarra por la cintura.

- Sabes que jamás dejaría que te pasara nada. Sólo me apetecía recordar los viejos tiempos.- Le da un beso en la mejilla.

Bleu se gira y le da una bofetada.

- Vístete, aún tenemos tiempo para hacer el encargo.

Plaza Pigalle, París.

Eran las dos de la madrugada cuando un torbellino pasó por en medio de la plaza, un fuerte vendaval que levantó la acera e hizo que las alarmas de los coches saltarán.

El torbellino se situó en un lado de la calle. La figura de una mujer apareció entre el aire y justo delante una chiquilla de unos 15 años caía al suelo.

- ¿Tú eres Emeli?

-Sí...- contestó la chica.

-Ven conmigo, reclaman tu vida.

-No, por favor, no quiero ir con ellos.- dijo la Emeli entre lágrimas.- Sólo quieren mi poder.

-Tú poder. De qué hablas.- Dijo Bleu extrañada.

-Sí, yo...yo tengo esta esfera.- Sacó la esfera del bolsillo de su chaqueta.- Debo encontrar una pareja para poder luchar.

-No me lo puedo creer. ¿Megax? ¿Eres de Megax?

-Sí.- Su rostro se inundó de ilusión.- ¿Conoces mi planeta?

-¡Red! Llévate a la chica.- se oyó un estruendo.- Ya están aquí. Llévala a casa.- Red la miró extrañado.- No me mires así y vete. Es de las mías.

Cuatro hombres armados corrían hacía donde estaba Bleu.

-Parece que no me quedaré sin acción esta noche.- Sus manos empezaron a moverse y a crear dos remolinos de aire.- Si no queréis salir heridos de aquí, será mejor que os vayáis.

Los hombres no hicieron caso y empezaron a disparar.

-Muy bien, vosotros os lo habéis buscado.- Alzó las manos y los remolinos fueron directos a los hombres. Éstos salieron despedidos lejos de donde estaba Bleu.- Le vais a enviar un mensaje a vuestro jefe, de mi parte.- Se agachó al lado de un hombre.- La chica, ahora, es mía. Él no controlará a alguien de mi planeta. También decidle que no se le ocurra buscarme, si lo intenta morirá.

Bleu echó a andar con paso firme, creó un remolino y se marchó lejos de aquella calle.


-Qué habrá hecho para que la encierren tan joven...





















Blog de Harmonia: http://thesmilesofharmonia.blogspot.com.es/

Megax (Capítulo 6) - Solo

Dave corría a través del bosque a una velocidad impresionante mientras cortaba los árboles que tenía a los lados con sus hachas. Aylen había escapado por encima de éstos y en alguno se hallaría escondida.

-¡Arañita! No puedes esconderte de mi.

Sus ropas y su melena se ondeaban con la velocidad. Llevaba puesto una chaqueta de piel de oso. Pero no era de oso, se la había quitado a uno de los reclusos. Uno que se podía transformar en una bestia blanca.
Llevaba una corona dorada que había robado esa misma tarde en una joyería. "Pega con mi bigote", dijo cuando la cogió.
Detrás suyo, venía Daniel corriendo a menos velocidad dado que su hacha pesaba mucho más y llevaba una armadura de metal. Éste vestía una capa roja que también volaba con el viento.
Entonces se escuchó un grito al caer un árbol. Cuando se giraron se la encontraron en el suelo. Era ella. Con ese mono de lycra negra que brillaba con la luz de la luna.

-Vaya, vaya ¿Por qué corrías?- le preguntó Dave- Te dijimos que no te iba doler casi nada.

-Por favor, dejadme vivir, os juro que si quedamos los últimos os dejaré romper la esfera.

-La última vez que hice caso a uno de los tuyos acabé en la cárcel, fíjate tú- le respondió Daniel- Yo con la cucaracha metálica ya tengo los cinco, así que mátala tú.

Lentamente fueron apareciendo las compañeras de los hermanos. Se trataban de dos chicas exactamente iguales, solo que una tenía el pelo rubio y la otra, moreno, al parecer, teñido. Vestían con una camiseta enorme de la cual asomaban por debajo, unos pantalones cortos.

-¿Aún no habéis acabado con ellas? Al final tendremos que hacerlo nosotras- le comentó riendo una de las chicas.

-Calla un poco, Charlie. Aprovecha para probar la habilidad nueva, que aún no la hemos usado.

-¡Moru Axes!

Las dos hachas de Dave cobraron un brillo azul, y en su cabeza se formó un casco de roca azul que luego se extendió al resto del cuerpo dando a ver una armadura al parecer, de alguna piedra azul.

-¡La madre! A ver para qué sirve- propuso lanzando un hacha hacia Aylen, que miraba la escena en el suelo dado que al parecer se había lesionado con la caída.

Ella gritó. El arma se acercó hasta la chica, pero a unos milímetros de su cabeza, se detuvo y volvió a toda velocidad a la mano de Dave impulsada por una cadena que salía de la muñeca en la armadura.

-Pero ¿Ésto para que sirve?- preguntó examinando el hacha.

-No lo sé, pero deberías acabar con ella ya.

Se acercó un poco a Aylen, lanzó su hacha y ésta, en lugar de clavarse, se detuvo a unos pocos milímetros de su cuerpo, y al volver se trajo a la chica con ella.

-¡Colos Elix!- gritó una niña rubia que había aparecido entre todos los árboles.

Entonces, Aylen comenzó a engordar y de su espalda salieron lo que parecían ser tres patas de araña. Y Dave quedó agarrando del cuello a una tarántula gigantesca que le miraba con sus cien ojos a la vez.

-Eh... Nena, era una broma, puedes venirte con nosotros si quieres- le propuso soltándola del cuello.

Daniel comenzó a correr en dirección a la niña, pero la araña fue más precavida y puso una de sus patas en el cuello de Dave y con las otras le agarró el cuerpo.

-Deja a Nellie, o mato a tu hermano- le dijo con una voz totalmente diferente a la habitual.

-¿Uno contra uno, arañita?- le propuso en voz baja.

-Encantada, bigotes.

-Déjala, Daniel, lucharemos ella y yo.

Se detuvo en seco delante de la niña y la agarró del abrigo. La levantó en brazos y la depositó en el suelo, a unos metros.
Entonces, Daniel y su compañera se apartaron de la pelea y dejaron a Dave cara a cara contra Aylen. La armadura aún no se había disipado y ella seguía siendo una araña enorme.

-¡Axesion!- gritó Charlie con la esfera en la mano, las hachas cobraron un tono morado, pero la armadura no desapareció.
Dave corrió hacia la tarántula y comenzó a lanzarle hachas, que ésta iba esquivando, pero las armas volvían después de impactar contra el suelo o un árbol.

-¡Elix!

Entonces la araña comenzó a lanzar pelotas de telaraña de la boca, de las cuales, una impactó contra el pie de Dave, que quedó inmovilizado allí mismo, pero siguió lanzándole sus armas.

-¡Ya vale! ¡Estamos perdiendo el tiempo! ¡Usa el tercero!

-¡Gigadur Axes!

Las hachas de Dave se volvieron gigantescas, casi tan grandes como Aylen, entonces las lanzó hacia adelante. Las dos iban cortando el suelo a su paso sin siquiera tocarlo. La araña iba a morir, no tenía escapatoria. Además su movimiento se veía bastante limitado.

-Un placer, Nellie.

-¡No!- la esfera comenzó a brillar- ¡Eternal Elixio!

Las hachas llegaron a donde estaba la araña y se oyó un grito. No podían ver nada, aquella habilidad había levantado un montón de polvo del suelo.

-¿Está ya, Charlie?

-No, aquí no aparece nada.-respondió la chica mirando la esfera.

-Se ve que no ha muerto- se acercó poco a poco a donde se suponía que estaba su enemiga, pero no se veía nada, solamente a la niña que lloraba con su esfera en la mano- Dame eso.

-¡No! ¡Tendrás que matarme si la quieres!

-Si insistes...-levantó el hacha. pero cuando fue a impactar contra aquella niña se detuvo, dejó un hacha en el suelo, agarró la esfera y la rompió contra el arma, a lo lejos se oyó un grito- nunca sabremos que es lo que hacía aquella habilidad, porque la muy imbécil ha salido corriendo dejando a esta criaturita sola. ¡Daniel! Llévatela en brazos hasta el coche. Tenemos que conducir hasta Chicago y yo estoy cansado.

-Hay una nueva habilidad, Dave- le comentó Charlie.

-Lo sé, nena, lo sé.


miércoles, 16 de octubre de 2013

Información y presentaciones.

Hola gente, este es un post para explicar un poco lo que voy a hacer con el blog mientras dure Megax, porque como veis es lo único que hay últimamente. Aquí tenéis una horario de como ser repartirá la semana más o menos.

  • Lunes-Viernes: Megax (capítulo diario)
  • Sábado-Domingo: Bioshock/Relato/Reflexión (Uno de los tres para todo el fin de semana, dependiendo de como vaya de tiempo)
Además os voy a presentar a Títere Tétrico, a quien ya conocíais de El hombre del metal. Y a Harmonia, a quien os presenté con El cambio hace cosa de media semana. Estos dos escritores son los que me acompañarán en la batalla de Megax. Os obligo a pasaros por su blog, escriben muy pero que muy bien y tienen muchísimo material mejor que el mío.
También os quería rogar que participarais dejando comentarios dado que esta serie está hecha para acercarnos al público. Queremos que deis vuestra opinión sobre como debería seguir, dado que aún no hemos fijado ningún final y toda sugerencia será admitida. Ya os he dicho que podéis hacerlo tanto en los comentario, como por Facebook, Twitter y e-mail.

Blog de Títere Tétrico: http://deliriosinsomnes.blogspot.com.es/


Un saludo a todos, y disfrutad.

martes, 15 de octubre de 2013

Megax (Capítulo 5) - Solo

Aquel hombre, con una pistola en la mano, se dispuso a vaciar la caja registradora mientras la chica sonreía de una forma muy siniestra a los rehenes apuntándoles con la ametralladora.

-¿Te falta mucho, Dwain? Tengo hambre- le comentó mientras colocaba su pie sobre un hombre que, asustado, se hallaba tumbado en el suelo.

-Ya está, destruye la caja fuerte.

La chica apretó un botón en su arma y ésta comenzó a cambiar de forma, guardando los tres cañones y sacando lo que parecían ser unas fauces de la parte exterior del arma. Cuando dejó de transformarse, la chica apretó el gatillo y del cañón salió un misil a toda velocidad, que reventó la caja fuerte que tenía en frente. Todos los rehenes pegaron un grito.

-¿No te enseñaron, querida Ivanna, que no se puede robar un banco desde fuera?

-Pero ¿Que demonios?

Cuando el humo se disipó, quedó a la vista un chaval de unos veinte años, vestido con una camiseta blanca sin mangas y unos piratas azules. Esbozaba una sonrisa demoníaca, pero el resto de su cara expresaba tranquilidad. Además tenía el pelo con puntas hacia todos lados.
La chica, sin pensarlo le lanzó un misil.

-¡Self Yo-Yo!

Entonces, de las manos del chaval salieron lo que parecían ser dos yo-yo, uno de cada mano. Éstos empezaron a girar rápidamente y a crear un circulo en el aire contra el cual chocó el misil.
Al ver que no surtía efecto, Ivanna pulsó el botón de nuevo y la ametralladora volvió a su estado original. Empezó a disparar a una velocidad impresionante mientras reía y sus trenzas azules volaban hacia atrás, la gente presente gritaba, incluso una mujer se desmayó. Pero al chaval no pareció importarle, sin ninguna habilidad activa comenzó a lanzar sus yo-yo hacia adelante golpeando las balas una por una. Ivanna, agotada, al ver que no las balas no tenían ningún efecto, se detuvo.

-Pero ¿Qué eres?

-Tú perdición, querida. Adelante Gustav, a estos se les ha acabado la fiesta- le contestó mirándola a los ojos.

Un hombre con un bigote enorme vestido con una gabardina marrón se asomó por dentro de la caja fuerte.

-¡Yo-yo!

En cada mano del chico aparecieron dos yo-yo más, teniendo un total de tres en cada extremidad.

-Me cae bien, no quiero que sufra mucho, dame algo más- le ordenó a su compañero guiñándole un ojo.

-Lo que tú quieras, Gary ¡Gio Yo-yo!

Esta vez las armas del chico se llenaron de espinas metálicas. Y sonriendo, comenzó a golpear a Ivanna con ellos a una velocidad vertiginosa. Los brazos de la chica sangraban a chorros. Intentaba pararlos con la ametralladora pero si chocaban contra ella se levantaban y la rodeaban.

-¡Haz algo, maldito inútil!- le gritó a su compañero.

-¿Que quieres que haga? Es demasiado fuerte.- le contestó Dwain.

-Vamos, parecéis idiotas, usad alguna habilidad- Gary paró de golpearla y poniéndose frente a su sangrante cara- ¿O es que no tienes ninguna? ¿Qué pasa? ¿La asesina tiene miedo de matar?

-¡Soy inocente!

-¡Mentira!- gritó riéndose.

Entonces le asestó una patada en las costillas y la dejó en el suelo.

-¿Sabes Dwain? Me dan dos habilidades por matarte a ti en lugar de a tu amiguita.

-No, por favor, tengo mujer e hijos- le suplicó llorando.

-¡Mentira!- le gritó riéndose y golpeándole con lo tres yo-yo de la mano derecha en la cara, Dwain se apoyó en la mesa que tenía a su lado y se cubrió la cara- Eres un desgraciado que apenas puede comer. Mira como tienes a Ivanna, en los huesos ¿No te da vergüenza?

No contestó.

-¡Foruso!

Entonces, la puerta del banco se destruyó para dar a ver un puño metálico que golpeó a Gary contra la pared. Éste arrastró un par de cristales que se clavaron en el cuerpo del chico. El puño volvió hacia atrás y se enfundó en la mano de una chica pelirroja con el pelo largo y moviéndose con el viento. Vestía una armadura metálica de la cual sobresalía una falta rosa.

-¿No puedes cuidarte sola, hermanita?- le dijo con una voz suave a Ivanna, luego se acercó a Gary y le tendió una mano- Soy Violetta, encantada.

El chico la miró desconfiado, pero después de unos segundos le dio la mano. Tras ponerse en pie, la chica le pegó un gancho con la otra mano con el cual lo elevó en el aire. Toda la gente que había en el banco aprovechó para huir. Le agarró del cuello y lo lanzó fuera del edificio. Donde chocó contra un camión y reventando la pared del trailer se quedó metido dentro. Gustav corrió en su ayuda.

-Vamos, Andrew, ayuda a Dwain a salir, yo me encargo de mi hermana- dijo levantando a Ivanna en brazos- Tenemos que llevarles al hospital.

-Vale, tú decir, yo hacer.

A lo lejos se oían sirenas de policía. Así que se subieron a una furgoneta blanca y se marcharon. Mañana sería otro día, bastante sangre por esta vez.


lunes, 14 de octubre de 2013

Megax (Capítulo 4) - Solo

-A ver, chavalín, lo que llevas en los bolsillos.

-¡Dejadme, por favor!

-Pobrecillo, parece asustado. Vamos Myke, enséñale como se roba.

El hombre sacó el dinero que el joven tenía en los bolsillos. El vagabundo que estaba al lado miraba inquieto.

-Por favor, dámelos, no tengo nada más para comer- gritaba el chico aunque se tratase de un par de billetes de poco valor.

-¡Vamos, si te acabamos de ver saliendo del orfanato! Ahí deben tener comida de sobra.

-Ya no tengo edad para estar ahí. No me dejen así, se lo pido por favor.

Los ladrones salieron corriendo. El vagabundo que estaba sentado al lado del robo, sin hacer nada, se levantó del suelo.

-Toma, chico- le dijo a Tommy extendiéndole una esfera de cristal- cuando te grite “Ahora” lees lo que pondrá dentro ¿Vale?

-Vale, señor.

Aquel indigente se trataba de un hombre de unos treinta años, no se le veía el pelo y su cara quedaba a la sombra por la capa que llevaba.
Se alejó corriendo detrás de los ladrones. De repente empezaron a verse resplandores rojos acompañados de alguna llamarada. Tommy se acercó a mirar. La escena que encontró en aquel callejón fue grotesca. Ambos ladrones de encontraban dando una paliza a aquel vagabundo, el cual tenía las manos en llamas. Pero lo siguiente fue mucho más impresionante. A lo lejos se escuchó una palabra inentendible.

-¡Shyvar!

Entonces, lo que parecía ser un dragón hecho completamente de fuego irrumpió en la pelea y se separó en dos llamaradas que envolvieron a los agresores.

-Pero ¿Qué cojones?- miraba impresionado el chico al igual que los ladrones.

-¡Ahora!- gritó el mendigo extendiendo ambos brazos hacia donde estaban aquellos delincuentes atrapados.

Tommy miró la esfera, había una palabra dentro y no dudó en gritarla.

-¡Scorch!

De ambas manos, a su salvador, le salieron dos chorros de lo que al parecer era lava. Ambos ladrones quedaron reducidos completamente a cenizas. No les dio tiempo a gritar siquiera. Al caer el plasma al suelo se convirtió en piedra rápidamente.

-Bien hecho- se acercó y se quitó la capa ante el chaval. Se trataba de un hombre negro y completamente calvo, con el iris de los ojos rojo, y una boca bastante grande, que ocupaba un tercio de su cara- Mi nombre es Brandon. Y creo que por ahí viene Mel. Aquí tienes tu dinero, y un poco más.

Por una esquina aparecieron dos chicas, una, la que supuso era la “compañera” (o lo que fuese) de Brandon, era una chica con el pelo corto y negro pero que estaba ocultado por una gorra roja. Llevaba una sudadera de un par de tallas mayor y su mirada era asesina, tenía los ojos del mismo color que su amigo, pero la suya parecía más enérgica. En cambio la compañera de Mel tenía el pelo morado, teñido obviamente y sus ojos no tenían ningún color. Además vestía una gabardina con capucha en forma de vestido.

-Creo que aquí alguien me debe una explicación- dijo Tommy mientras se guardaba el dinero en el bolsillo, sin quitarles la vista a los tres presentes.

-Vale, vamos a tomar algo mientras te lo cuento- anunció Brandon agarrando al chico del hombro y llevándolo por los callejones.

Estuvieron tomando un café con churros en un bar de la Quinta Avenida y Brandon, con la ayuda de las chicas le explicó cómo funcionaba todo aquello.

-Vale, lo haré, vamos a ganar- anunció el chico- ¿Vosotras tenéis alguna habilidad de más?

-Ojalá, nos encontramos con Sasha, una reclusa de Frozn y con Gath, un preso bastante extraño de Void- le respondió Mel- pero no matamos a ninguno, y mira que yo tuve al puto monstruo ese con la mano en el cuello, pero sacó un pincho del suelo y me lo clavó en la pierna, tras eso salió corriendo al ver que el banco estaba ardiendo.
-Fue difícil de curar aquella herida- comentó Alice, la compañera de Melinda.

-¿Por qué os encerraron? ¿Os conocíais de algo?

-Brandon intentó robar un banco con ayuda de una ametralladora pesada. Pero ya había sido robado. Por mi- respondió Mel acompañada de la risa siniestra de Brandon.

-Una historia graciosa, eso sí, no tienes idea de lo divertido que es llevar una gatling.

-¿Para qué? Si podéis lanzar fuego por las manos.

-No, no podemos hacer tal cosa. Es algo que nos han dado para defendernos en la Tierra. Para ser superiores a los humanos. Pero al fin y al cabo no podemos hacer nada sin esferas. Hay algunos presos que tienen habilidades, por decirlo de alguna manera, "ocultas". Aquella presa de Frozn tenía una ballesta que lanzaba flechas de hielo que hacía con su propia saliva congelada. Depende del dinero que tenga el país al que pertenecen. No me quiero imaginar lo que tienen Gary y Melvin, deben ser unas máquinas de matar.-respondió Mel- Ahora vamos a casa, creo que pronto nos cobrarán, y que yo sepa, aquí nadie tiene dinero.

Ambas parejas se marcharon juntas sin pagar el café hacia el apartamento de las dos chica, el cual se convertiría durante la batalla en su "piso franco".

Megax (Capítulo 3) - Harmonia

-Llevo casi dos años en este planeta y aún no he encontrado una pareja idónea.- pensó - Presiento que no estoy sola por las costas francesas.

Sus ojos negros miraban el horizonte, distraída cuando se acercó un chico hacia ella.
- ¡Hola!- saludó él- Me llamo Ithan. Hace tiempo que te veo aquí ¿Te gusta el mar?
Ella lo miró de arriba a abajo y sintió una conexión especial.

- Es él. Tiene que ser él- pensó mientras su rostro se iluminaba con una gran sonrisa. - ¡Hola! Yo soy Nim. Ven conmigo -le cogió de la mano y lo llevó a la orilla del mar.

Ithan con una sonrisa picarona siguió a aquella chica que tanto le gustaba.
Ya estaba atardeciendo y pensó que sería un buen momento para enseñarle sus habilidades, al fin y al cabo si no elegía a alguien pronto acabarían matándola.
Nim desabrochó la cremallera del vestido y lo dejó caer en la arena. Su piel blanca tenía un brillo especial,  eso hizo que Ithan la mirara atónito. -¿No vas muy rápido?- sonrió.
- No, tranquilo eres el elegido.
- ¿El elegido? ¿De qué estas hablando? - rió.
Nim miró al cielo y luego le miró a él. Alzó sus manos y comenzó a crear un remolino en el agua, lo dividió en dos y creó una pequeña burbuja.
Ithan la miraba con la boca abierta.

- Estoy flipando. Esto tiene que ser un sueño. Esto no es real.

Ella sintió como los sentimientos del chico empezaban a dudar. Dejó caer la burbuja de agua y le miró.
- Tengo mucho que explicarte. No tengas miedo, no soy peligrosa.
Se puso el vestido y de su bolo extrajo una pequeña esfera. Se la lanzó, una vez que él la tocará y lanzara una habilidad no podría negarse a colaborar. Él miró la esfera sorprendido. Era ligera pero gruesa, una especie de diamante más grande de lo normal.
 -Es preciosa. ¿Por qué me lo has dado?- preguntó mirando a la chica extrañado, pero entonces aquel diamante comenzó a brillar, y dentro apareció una palabra, se dispuso a leerla mientras la chica apuntaba con sus manos al cielo- ¿Supurifo?
De sus palmas salieron dos chorros de agua a presión, que siguieron hasta una altura considerable y luego descendieron formando espirales hasta caer en el mar. El chico miraba atónito. Con media sonrisa en los labios le miró y empezó su explicación.
- Vengo de un planeta en el que está a punto de desatarse una guerra mundial y el campo de batalla es este planeta. Yo soy del país de las aguas, Iboria. Allí soy una prisionera. Llevaba en la cárcel 10 años por matar a tres hombres.- Ithan dio un paso hacia atrás un poco asustado.- No puedes negarte a ayudarme, la has usado. Ahora somos uno. Tú me dominas y yo te domino.
- Yo...yo...Tú me gustas pero no sé si estoy preparado para esto.
- Tranquilo, yo te entrenaré.- Sonrió dulcemente mientras le miraba a los ojos y las dudas del chico se disiparon.

El control de sentimientos era su especialidad junto con el control del agua. Así que besó al chico y tras acabar le puso el índice en los labios como símbolo de secreto. Ambos se marcharon andando por la arena, al fin y al cabo les quedaba muchísimo camino por delante.

domingo, 13 de octubre de 2013

El cambio.

Muy buenas lectores, hoy en lugar de la tercera entrega de Megax os traigo un relato corto de una chica que he conocido en Twitter que, ATENCIÓN NOTICIA IMPORTANTE, junto con Títere Tétrico, del cual puse un relato hace tiempo, van a escribir Megax conmigo por capítulos. Ya iréis viendo bastantes cosas durante la semana. Aquí os dejo su Twitter y su blog.



Después de todo lo que había pasado, ella se sentía débil. No quería seguir como siempre y decidió marchar.
El viaje que iba a emprender, la llevaría a miles de sentimientos pero sólo debía encontrar uno. El sentimiento que la protegiera y no la hiciese sufrir nunca más.
Volvió a experimentar la calidez de otro cuerpo. Intentó volver a sonreír, ese gesto lleno su corazón pero también lo hizo vulnerable. Sintió que su corazón no merecía tal desprecio, ese instrumento para confiar en las personas no tenía que volver a padecer nunca más.
Lo sentía por la gente, porqué siempre le habían dicho que ella era muy dulce, simpática, agradable, se podía confiar en ella. Según decían, su corazón era enorme y sus sentimientos eran especiales para todos.
Ella no estaba preparada para sufrir. Se cansó del dolor.

Poco a poco fue recubriendo, su corazón, de odio, de rencor, de dolor...
Su alma se iba marchitando, ya no era la chiquilla de sonrisa cálida, ahora era frío, puro hielo.
No había alegría en su mirada, su sonrisa era fría y su rostro era serio y sombrío.
Ella, definitivamente, cambio.




Ser un nuevo cambio...

viernes, 11 de octubre de 2013

Megax (Capítulo 2) - Solo

-Qué raro, Kevin, nadie nos ha robado nada aún ¿Has comprobado que tienes la cartera?

-Sí, la tengo, imbécil. Ya te he dicho que esta gente no se dedica nada más que a robar. Algunos tienen sus artes.

-Venga va, y ese mendigo, dime ¿Qué artes tiene?

-No sé, pregúntaselo.

Los chavales seguían andando por el mercado. Era de noche y todo estaba iluminado por fuegos y faros baratos. Se respiraba olor a podredumbre y hacía frío. Además Germán no llevaba chaqueta y se empezaba a sentir molesto.

-Tío, quiero irme a casa, deja el trabajo para otro día, hace frío.

-No, joder, vete tú si quieres. Yo tengo que encontrar algo que valga la pena.

El trabajo que estaba haciendo Kevin se trataba de una redacción sobre las tribus callejeras, para la clase de Filosofía. No entendía muy bien lo que quería el profesor, pero había que hacerlo.
A lo lejos vio algo que brillaba de diferentes colores, en concreto, azul, rojo y amarillo. La gente no se inmutaba, así que una de dos, o solo podía verlo él, o los demás ya estaban acostumbrados.

-Germán ¿Ves eso? Las luces.

-Sí ¿Qué es? Bueno, no, olvida mi pregunta, vayámonos a casa.

-Calla, vamos a mirar.

Se acercaron lentamente, hacia una mesa que había al fondo del callejón. Se trataba de un hombre con sombrero. No se veía mucho su cara, pero podía apreciarse una barba cuidada, tendría unos veinte años. En sus manos tenía una baraja de cartas que brillaba por sí sola. Los chicos miraban alucinados, cosa que el feriante notó y levantó la vista, dando a ver así, unos ojos sin iris, solo pupila, daba grima.

-Hola chicos ¿Queréis ver un truco de magia?- les preguntó con una voz grave y juvenil.

Ninguno respondió

-Tomad, contad cuantas cartas tiene esta baraja- propuso extendiendo la baraja hacia uno de los chicos.

Kevin, que miraba asustado, la agarró, y esta dejó de brillar. Las contó, dos veces, eran cuarenta cartas. Cuando le comunicó la cantidad se las devolvió.

-Vale, ahora, comienza el truco. Pero tenéis que ayudarme, leed lo que pone en este papel- extendió a German un papel rojo con una palabra escrita. El chico la miró un poco y se decidió a leer.

-Fates

El hombre sonrió de medio lado y sus cartas se iluminaron de rojo. Entonces, a una velocidad impresionante comenzó a lanzar cartas a los demás vagabundos que había en el callejón. Éstas salían con una fuerza impresionante que derribaban a aquel que alcanzasen. Uno por uno iban cayendo al suelo mientras los chavales miraban alucinados buscando a la vez alguna vía de escape. Entonces, el hombre, al acabar con todos los mendigos, traficantes, gitanos y vendedores ambulantes allí presentes. Se puso delante de los chicos.

-Tranquilos, no están muertos. Solo inconscientes, en un par de horas se despertarán. Hago ésto todas las noches por pura diversión.

-Pero…

-Dejadme que os lo explique. En el país de los ciegos, el tuerto es el rey. Eso es verdad. Pero cuando el rey es la anarquía, lo que ocurre es que cada ciego intentará acabar con el tuerto para ver si así, su ceguera queda infravalorada. No sé si me explico. La envidia queda muy por encima de cualquier sentimiento cuando la alimentas.

Los chavales miraban alucinados ¿Quién era ese hombre? ¿Qué les estaba contando? ¿Cómo había hecho eso?

-Vale, dejémonos de tonterías, mi nombre es Wist. Soy un preso de la cárcel nacional de Atrosia, me encerraron por revolucionario. Si os dijese que no hice nada posiblemente no me creeríais. Llevo aquí un año y medio y sé cómo funcionan las cosas en este planeta.

Ni Germán ni Kevin soltaban palabra. Miraban al hombre a los ojos y no podían ni mover la boca.

-Estoy aquí para solucionar una guerra mundial que hay en mi planeta. Han mandado a dos presos de cada país para luchar a muerte y los dos últimos que queden serán liberados y su país se proclamará vencedor. Mi planeta se llama Megax, está a seiscientos años luz de aquí, pero nosotros fuimos tele-transportados. No espero ganar esta batalla, al fin y al cabo volvería a ser encarcelado si me sueltan.

Kevin se dispuso a hablar. Sus ojos marrones miraban al extraño con terror, mientras su boca temblaba.

-¿Y por qué no cuenta esto?- le preguntó tartamudeando.

-Verás, necesito un humano. Pero no para comérmelo ni para diseccionarlo, dado que nuestra anatomía es parecida. Lo quiero para que me ayude con los poderes. No me explicaron muy bien cómo funciona esto pero mira.

Se acercó a la mesa y de la parte inferior sacó una esfera del tamaño de un puño. Era, por los pliegues del interior, de diamante. Eso lo había estudiado Germán en Geología de primero de carrera.

-Eso es diamante, Kevin- tartamudeó mientras temblaba.

-Venga va, deje de tomarnos el pelo ¿Cómo se ha cargado a toda esa gente?

-Mira, Kevin, el callejón está lleno de cartas tiradas por el suelo ¿Verdad?- le dijo el hombre sonriendo y señalando la calle- Las he sacado todas de la baraja que tú antes has tocado. Dime ¿Cuántas cartas tenía?

-Cuarenta

-Cuéntalas de nuevo- le extendió la baraja.

Las contó un par de veces, mirando de vez en cuando que no hayan desaparecido las que había en el suelo.

-¿Y bien?

-Esto no significa nada, podría haberlas sacado de su chaqueta- gritó Germán agarrando la gabardina negra que tenía puesta el mago.

Estiró de la tela oscura fuertemente para sacársela, entonces, el hombre hizo un movimiento con el brazo y de dentro de la capa salieron un montón de cartas, tantas que taparon la visión a ambos chicos, perdiendo de vista al hombre por completo. Pero no acabó ahí, las cartas empezaron a formar una espiral en el aire y se fueron depositando una por una en el suelo. El mago había desaparecido. Cuando todas las cartulinas quedaron apiladas, los chicos no pudieron contener un “¡Oh!” de sus bocas, cuando la figura que se había armado con la pila de cartas no era nada más ni nada menos que la del mismo mago.

-¿Qué cojones?- Kevin tenía la boca abierta y miraba alucinado la figura del hombre con el sobrero, la barba perfectamente pareja y aquella sonrisa que inspiraba terror.

-¿Alguno de vosotros vive solo?

Ninguno contestó, pero la respuesta era afirmativa en ambos casos. Pero no podían articular palabra. Entonces, Kevin, asintió con la cabeza.

-Bueno, en ese caso vayámonos, tengo que ducharme- le dijo a los chicos agarrándolos de los hombros y conduciéndolos a través del callejón.

A su paso las farolas y el fuego se apagaban.