Booker despertó
en el mismo sitio donde había caído. Dedujo que habían pasado un par de horas
por la posición del sol. Rápidamente recordó que es lo que hacía allí, la mujer
esa con la bebida. Pero no estaba, el puesto había desaparecido. DeWitt lo pasó
por alto. Tenía muchísima sed, pero no le quedaba efectivo. Se acercó a una máquina
expendedora y revisó la cajetilla de los cambios a ver si alguien los había
olvidado. No era el caso. Lo extraño fue, que al sacar la mano de la máquina, ésta
emitió una especie de plasma verde y del artefacto comenzaron a salir botellas
de agua a montones. La gente empezó a cogerlas y salir corriendo, así que
Booker hizo lo mismo.
No tenía rumbo
alguno, vagaba al azar por la ciudad. Hasta que vio algo que le dejó de piedra.
Era un cartel que ponía “Conoceréis al
falso pastor por esta marca”, y justo abajo había una mano ¿Cómo definirla?
Perversa, con las siglas AD marcadas,
no tatuadas, marcadas, como heridas. DeWitt se miró la suya, y para sorpresa,
allí estaban. Exactamente esas dos letras. Obviamente él ya las había visto,
pero supuso que era una casualidad. Tonto.
-Y ahora ¡La
rifa de 1912 está oficialmente en marcha!
-¡Señor DeWitt!
¡Eh, DeWitt!- llamaban a Booker de entre una multitud que había congregada
delante de un escenario
Se adentró entre
la gente para comprobar quien le estaba nombrando. Se trataba de una chica con
una cesta llena de pelotas colgada del cuello. Tenía el pelo rubio e iba
vestida con ropas de campesina, así que supuso que le estarían metiendo en
aquel evento.
-No puedo
comprar nada- le informó DeWitt
-Bobo, la rifa
no cuesta nunca nada ¿Es que has estado viviendo en una cueva?
Cogió una pelota
sin hacer caso al comentario de la chica. Era el número 77.
-¿El 77?
-Es un número
afortunado, espero que le toque- le dijo y luego se marchó
-¡Traedme el
cuenco! ¿No es la joven blanca más guapa que habéis visto en Columbia?- preguntó
el presentador riendo mientras la chica de antes le acercaba un barreño con
pelotas- Muy bien… el ganador es… ¡El número setenta y siete!
-Vaya ¡Que
sorpresa!- se dijo Booker a sí mismo irónicamente
Una mujer que
tenía a su lado empezó a señalarle exclamando que él era el ganador.
-Muy bien
afortunado, aquí está tu premio, primer lanzamiento- gritó el presentador
mientras se abría el telón que tenía detrás.
Tras un breve
espectáculo de hojas y plantas mecánicas, aparecieron de entre todas, una
pareja de una mujer negra y un hombre blanco. Éstos pedían clemencia a gritos.
Booker no entendía nada. Miró su pelota.
-¡Vamos!
¿Piensas tirarla ya? ¿O es que te gusta el café bien negro?- pregunto
acompañado de las risas de la multitud.
-Tengo algo para
ti, hijo de puta- le gritó DeWitt al presentador mientras preparaba la mano
para arrojarle la pelota.
-No tan rápido,
Booker- le dijo un policía que le había agarrado la mano
¡Es él! Gritaba la gente mientras
señalaban al viajero. Los policías le miraban la mano. La marca. AD.
-¿Dónde has
conseguido esa marca? Muchacho ¿Es que no sabes que eso te convierte en un
sucio traidor? Falso pastor- le comentó el presentador mientras Booker trataba
de zafarse de los policías- Y no permitiremos que haya un falso pastor en
nuestro rebaño ¿No? Mostradle lo que tenemos planeado.
De la nada, un
policía sacó una especie de gancho triple, un arma difícil de explicar. Consistía
en tres ganchos montados sobre un disco que mediante un gatillo giraban a una
velocidad alucinante.
DeWitt reaccionó
rápido. Lanzó la pelota del sorteo al aire levemente para distraer unos
segundos la atención de los policías, zafó su mano derecha y golpeó al policía
desarmado contra la máquina esa, mutilándole así la cabeza. El otro policía,
asustado, se desenganchó aquella máquina del brazo y se dispuso a pelear con
Booker a puñetazo limpio. Pero éste fue más listo, cogió el gancho y le golpeó
con él en la cabeza dejándolo inconsciente. Hizo lo mismo con los policías que
tras reaccionar con lo que estaba pasando se lanzaron hacia DeWitt. Tras acabar
con los cuatro a puñetazo limpio (bueno, con un poco de trampa) robó una
pistola y la munición que tenían los demás y se marchó corriendo. Poco tardaría
en correrse la voz sobre ello, y en ese momento sí que estaba jodido. Poco tardaron
en enviar refuerzos, pero esto era diferente, nunca había visto nada igual. Parecía
un soldado normal y corriente, pero en lugar de disparar armas, lanzaba fuego
por las manos. Si, por las manos. Soltaba pequeños meteoritos que a la larga
explotaban. Eso sin contar el hecho de que estaba ardiendo, sí, completamente
en llamas. Gritaba como un poseso y perseguía a Booker que asustado, corría por
toda la calle y de vez en cuanto soltaba un tiro al azar con la pistola, que
por cierto, era otra Mauser, así que el daño que hacían era insignificante. Además
no había nadie para socorrerle, o por lo menos para desviar la atención de
aquella criatura. A lo lejos divisó una barandilla por la cual pasaba uno de
esos raíles porta mercancías. Aquel lo
que sea no tenía pinta de ser muy listo, el muy estúpido se chocaba contra
todo, incluso si no estaba en su camino, vamos, que era idiota. DeWitt lo tuvo
claro, echó a correr para coger carrerilla y se lanzó directamente hacia el raíl.
Para sorpresa suya, el gancho que le había robado a los policías llevaba una
especie de imán, supuso que lo utilizaban para desplazarse rápidamente por la
ciudad, el cual le permitía moverse por los raíles regulando la dirección. De
no ser por ello, posiblemente hubiera caído al vacío. Igual que hizo aquel
monstruo, que siguió a Booker detrás de él y rompió la barandilla.
Para asegurarse
de que no había más amenazas, bajó de un salto, se metió por el agujero que había
dejado el soldado aquel en la barandilla y volvió al lugar donde se encontró
con aquella criatura. Era como una plaza bastante grande en la cual había, en
medio, una especie de inscripción sobre un pedestal, ponía “Sin dioses, ni reyes, solo el hombre”. Pero había algo más
interesante para DeWitt. Era otra bebida, como la que le dio la mujer de la
feria, pero ésta no era verde, sino roja. Ponía Beso del diablo ¿Habría bebido de allí el demonio ese? Y si era el
caso ¿Al beberla quedaría como él? Solo había una forma de comprobarlo. La abrió
y le pegó un buen trago, total, no tenía nada que perder. Esperó a que volviese
a hacer efecto, al igual que la otra vez. Ahora fue más intenso. No es que a él
le pareciera que le ardían las manos. Estaban en llamas de verdad, llamas
rojas, y sus dedos se carbonizaban cayéndose a pedazos. DeWitt parpadeó y todo
se detuvo, sus manos estaban en su estado natural, incluso con la marca del
falso profeta presente en la diestra. No sabía para qué servía, ni como se
utilizaba, pero prosiguió en su camino. Ya podía ver la estatua, había un par
de raíles que llegaban hasta ella, así que deslizándose podía llegar. Abrió la
puerta de un bar de una patada, dentro, había un hombre con una mujer. Él
limpiaba la barra mientras ella fregaba los platos.
-Oh, perdón-
exclamó Booker avergonzado- pensé que todos habían huido
-Nosotros no
huimos DeWitt, es más, somos los que aparecemos cuando el resto se van.
-¿Quiénes sois?-
estaba muy confuso
-Tiempo al
tiempo, por lo pronto prueba esto, hay muchas armas de fuego por ahí, te ayudará-
le comentó la mujer extendiéndole una botella amarilla que no era igual que las
otras dos, ésta tenía forma cónica, el contenido no era de ese tipo
-¿Qué es esto?
-Tú bebe y calla
Lo agarró y
comenzó a beber, el sabor era agrio. Al acabarlo un destello amarillo iluminó
sus ojos y lo cegó durante unos treinta segundos.
-¿Qué mierda
esto? ¡No veo nada!
-Que curioso-comentó
la mujer
-¿Te sorprende
que funcionara?- el hombre intervino por primera vez
-No, lo curioso
es que no le matara
-Pero un campo
magnético repulsor puede ser útil
-Si es que no te
mata
-Tienes razón
Cuando Booker
recuperó la visión no había nadie en el bar. Buscó por todos lados pero no
encontró a aquella pareja. En la puerta hacia la trastienda encontró una nota, ésta
ponía:
Tráenos a la chica y saldarás tu deuda.
Es tu última oportunidad.
Abrió la puerta, y no dio crédito a
lo que vio ¿Qué hacía aquello en un bar? ¿Hacia donde le llevaba todo eso?
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